Sunday 11 December 2005

Eres...

Eres un sol que
con la danza de sus rayos
de llamas saltarinas,
me devuelve mi mundo,
poniendo luz y calor
al amanecer de mi alma,
y me despierta con su viento
transparente cariñoso y suave,
como el cristal desde el que suelo mirarte,

Imagino a ese sol desparramándose
desde tus verdes pupilas,
trayéndome la claridad del día,

Y cuando no te puedo ver,
se oculta para mí,
la diáfana llamarada de la luna plateada,

Y mi sol se desliza tristemente,
y se detiene el tiempo brillante y luminoso
para dar paso a un tiempo lleno de penumbras.

Entonces mi mundo se tiñe de un raro atardecer
el aire me hace padecer,
y la oscuridad desciende sobre mi mar,
mientras observo caer el sol en picado,
tras las lejanas montañas,
bajo la mirada indiferente de la luz
que a sorbos se bebe mi alegría.

Y tú ¡de repente tú!
¡te apareces tú!
¡por debajo del cielo!,
y por encima del mar
y me acompañas con tus versos
que aunque hechos de aire están,
a veces me quitan el aliento
y me hacen suspirar.

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